En las últimas guardias, estoy rememorando algunas de las situaciones más cómicas y entrañables que me han sucedido en mi carrera en el viejo Hospital.
Apareció por la consulta un niño para un vendaje de tobillo y esbocé una sonrisa casi inconscientemente, tuvo que haber gran liberación de endorfinas pues se me alegró el cuerpo, podría decir que sentí como un 'dejavú' -de esos en los que parece que has vivido anteriormente una situación que esta pasando delante tuya-.
Hace ya unos años, en el Hospital Los Arcos, servicio de urgencias...apareció por la consulta un niño de siete añitos (hoy tendrá unos veinte años) al que traían sus papás por una torcedura de tobillo leve.En seguida, y después de valorar la radiografía, tuvimos el diagnóstico médico de esguince leve tipo I y había que colocar por prescripción facultativa un vendaje funcional, no compresivo en ese tobillo maltrecho.
Los vendajes funcionales se realizan con unas vendas adhesivas e inextensibles que los profesionales llamamos tape, pero que se trata de lo que todos conocemos como esparadrapo de tela, es importante que el tejido no sea elástico para que limite los movimientos que queremos limitar. A la hora de realizar el vendaje el terapeuta que lo aplique debe de saber lo que quiere limitar y dejar libres otros movimientos para que el vendaje sea funcional, si limitásemos todo se trataría de un vendaje de limitación o de inmovilización.
El vendaje funcional se debe de realizar los primeros días o cuando se va a solicitar una intensidad mayor a la articulación, de hecho, muchos deportistas se realizan este vendaje ya que les da más sensación de seguridad, esto, que por un lado esta bien, por otro lado puede traer problemas porque el ligamento lesionado no recibe la información suficiente. Por esto en una fase de recuperación avanzada, Por ejemplo en la vuelta a la actividad deportiva, se puede usar un vendaje funcional con venda elástica para que el tobillo tenga cierta estabilidad o Sujección, pero el movimiento sea un poco más libre que con una venda inelástica o tape.
Hasta aquí todo normal, excepto que el pequeño individuo resultó ser inquieto...bueno, digamos bastante inquieto y no paraba de menearse ni se dejaba hacer. Había que llamar su atención constantemente para que no moviera, así que decidí desplegar mis recursos de enfermero enrrollado y mis habilidades educativas explicándole todo lo que le iba haciendo:
-"mira Julián, ahora ponemos una...y dos cintas de fijación, esto es....hummm....como los tirantes de los pantalones, evita que se caiga todo el vendaje, ¿lo ves?".
- Si, yo tengo unos tirantes con pantalones. Dijo Julián muy participativo.
-Será unos pantalones con tirantes ¿no?. Corrigió su Mamá que estaba 'al quite'.
- pues eso, que yo tengo de eso. Dijo Julián mirando inquisitivamente a su madre como pidiéndole que no se metiera en una conversación paciente-terapeuta.
Por fin, había logrado captar toda la atención de Julianin y el pequeño me estaba dejando colocarle el vendaje en condiciones. Con la boca abierta, atentisimo y casi estupefacto seguía mi charla sobre todos los pasos del vendaje. Mantenia el silencio de una esponja tratando de impregnarse de todo lo que sea húmedo, aquí la humedad era de toda la información posible, su 'coco' estaba procesando todo lo que yo le decía a mil por hora.
- "ves Julián, como a las momias de Egipto, ahora hay que dar vueltas pero no las puedo dar en círculos porque también se caería el vendaje, hay que hacerlo en forma de ocho pasando por la articulación. ¿Qué tal?.
- Me encanta Egipto, las momias y los faraones, lo he visto en clase de Historia y además me gusta mucho dibujar ochos. Los ochos son ceros con el cinturón apretado...también tengo una camiseta de fútbol con el número ocho y en mi cole también me han puesto un ocho en el exámen de lenguaje.
- ¿y vas bien en el colegio? Pregunte mientras iba terminado de colocar las últimas tiras de tensoplast...
- Siii, a veces me lío un poco, pero voy muy bien. Dijo esta vez mirando a su madre para que asintiera colocándole una medalla de honor.
La madre asintió, le colocó en la peana de las medallas y empezó la entrega de medallas:
- La verdad es que va muy bien (medalla de oro para el nene), pero podía ir mejor (cambió a medalla de plata), y si se centrará un poco y fuera mas obediente, ya sería la leche.
Con una tos tuve que interrumpir el discurso de la madre pues veía que le retiraba hasta la de bronce y me lo desmotivaba. Resultado final: 3er clasificado y bronce.
Al momento, concluí mi intervención terapéutica asegurándome de que todo estaba en orden.
- bueno Julián, ya está, ya he terminado el vendaje...ahora me tienes que decir ¿cómo lo notas? ¿Sujeto o apretado?
A Julián le cambió la cara y dió un salto porque había recordado algo, levanto la mano varias veces, se sabia la respuesta, como en clase y apresuradamente dijo:
-enfermeroooo, me lo sé, eso me lo sé ¡eso lo he dado yo!
- ¿ah si? -Respondí sorprendido- ¿habéis estudiado en el cole las diferencias entre algo que está sujeto y algo que esta apretado?. Me estaba quedando asombrado y boquiabierto del nivel del colegio.
- ¡¡¡Si, en el examen de Lengua, tenía que saber en la frase si era el sujeto o el apretado!!!
Todos los que estábamos en la consulta explotamos en una risa imposible de parar, hasta Julián se reía sin parar, sin darse cuenta del gazapo que había metido por querer participar excesivamente, había confundido sujeto o apretado con sujeto y predicado (algo normal con el bombardeo sintáctico de su edad). Aquella risa, siempre quedará impregnada en nuestras vidas y en las paredes de la consulta.
Dicen los vecinos del antiguo hospital Los Arcos -hoy cerrado al público y convertido en un club de piragüismo- que aún se escuchan algunos días fuertes y contagiosas risas en la consulta de urgencias de trauma que lleva cuatro años cerrada.
Gracias Julianin.
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