Para empezar....y al contrario que el señor de las 50 sombras voy a quitarme el 'pijama' y a ponerme ropa...Como alguien dijo: ¡que cachondo ponerle pijama a la ropa de trabajo!
Primero los pantalones azul marino, llenos de bolsillos para llevar de todo y de nada. Que grandes recuerdos son muy parecidos a los que llevábamos en la 'mili', aún están un poco recios pero eso es cuestión de muchos lavados y suavizante a escote.
La camiseta es como de licra, es una evolución de las que nos poníamos para jugar las doce horas de futbito en la plaza del pueblo de jóvenes; características: transpirable, amarilla, con bolsillo, amarilla, muy ligera de peso, amarilla, con un cuello y mangas azules y por si estas en un sitio donde necesiten visualizarte por tu seguridad: AMARILLA fosfórito CHILLON!!! Que nadie piense en la mala suerte pues mi número suele ser el trece y me gustan los gatos negros...
Además de la camiseta de ese color tan chocante y bonico, te atabian con un chaleco de mil bolsillos, un forro polar y un chaquetón dos tallas mas grande pero impresionante, resistente al frío y lluvia de color...AMARILLO. Ni en La última visita al Primark me vine tan cargado de ropa útil y cómoda.
Continuo con las botas: compactas, duras, frías...negras (gracias a quien corresponda por no ponerlas amarillas). En unos meses las habré puesto como un guante, la verdad es que nos tenemos que llevar bien pues el modelito de zueco jardinero no ha lugar en este trabajo que precisa protección y seguridad a menudo en la calle en condiciones difíciles. A mi siempre me ha gustado llevar zuecos -parezco mas alto-, mis favoritos son unos rojos que me han acompañado muchos años en urgencias aunque tengo azules, verdes, blancos de goma y de madera. Tengo que decir que este tipo de calzado ha generado tal hiperlaxitud en mis tobillos que a veces se doblaban a punto de fractura luxación y volvían a su posición inicial como si nada, era como cuando los trapecistas dan un triple mortal y vuelven a cogerse del trapecio dejándonos boquiabiertos. Hay veces que con una verdadera acrobacia mantenías la compostura, la dignidad y el equilibrio todo en una para que al doblar el pie no se te cayera la batea con tubos de sangre que acabas de sacar, fiador del abbocath, gasas empapadas de sangre y alcohol y demás restos post 'vía y analítica'. Hubo una moda que poco duró de personalizar los zuecos y se les ponían pins y adornos pegados; pero la moda que no pasa es la de los calcetines raros...no digo diferentes digo raros. Creo que para ir cogiendo confianza con mis botas debería ponerme unos esos calcetines que aun guardo.
Muchacho, pareces salido de un Primart.
ResponderEliminar