viernes, 6 de marzo de 2015

19 días y 500 noches de insomnio


Anoche con la ilusión del primer bostezo y sin armar mucho jaleo me fui derecho a la cama con la obligación de descansar para ir a trabajar mañana. Esta noche si, voy a dormir como un tronco.
[Suena de fondo: "Peor para el sol, que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor, le levanta la falda a la luna"...]


Todo lo tenía a favor...por las melancólicas calles del barrio de mi pueblo -con mar- sola rondaba la soledad y poco a poco se alejaba estruendoso y frenando en cada contenedor el camión de la basura; se apresuraba la luna llena a contemplar el placentero silencio respetado hasta por el perro canalla 'mata siestas' de mi vecina; las luces tenues de las farolas iban tiñendo de un tono sepia de antigua foto toda la quietud que se veía desde mi ventana; las frescas sabanas increpaban mi presencia entre sus telas sin juicio y aprovechaba para advertir a mi cama lo que cantaba el poeta:
"De ti depende y de mí que entre los dos siga siendo ayer noche, mañana por la mañana"
                                             Y si amanece por fin (J. Sabina / S. Castillo / P. Varona)

Todo lo tenía a favor.... Como de costumbre llegó a su hora el tren de mercancias de la glándula pineal -de mi cerebro- que empezaba a descargar oleadas de melatonina preparando el cuerpo para el merecido y necesario descanso -según los ritmos circadianos-.


Está comprobado que los ritmos circadianos son importantes no solo para determinar los patrones de sueño y alimentación de los seres humanos y animales, sino también para la actividad de todos los ejes hormonales, la regeneración celular, y la actividad cerebral, entre otras funciones.

Todo o casi todo lo tenía a favor...cerré las persianas y apague la luz; me coloqué en decúbito supino (acostao) y zas! en ese momento se me abrieron los ojos como platos, pero como platos soperos esperando al cucharón. Y pensé: igual pasó el tren de la melatonina y no se ha bajado nadie....voy a leer algo a ver si se juntaran las letras con ese efecto de nana para bebés de algunos libros y a pierna suelta pudiese descansar...encendí la luz y en mi mesilla de noche inexplicablemente solo encontré una revista científica con un artículo sobre los ritmos circadianos: 

Dice la literatura científica que:

La alteración en la secuencia u orden de estos ritmos tiene un efecto negativo a corto plazo: Fatiga, desorientación e insomnio. Además de algunos desórdenes psiquiátricos y neurológicos.

La alteración de los ritmos circadianos a largo plazo tendría consecuencias adversas en múltiples sistemas, particularmente en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Un 20% de los trabajadores cuyos horarios son extraordinarios se duermen en el trabajo, y muchos dormitan por ratos, cuando el cerebro entra en periodos de “microsueños”.

Estos trabajadores casi siempre tienen un déficit de sueño pues duermen de 5 a7 horas menos a la semana que quienes trabajan de día.

Si usted trabaja de noche, le puede ser difícil dormir de día. Puede estar malhumorado e irritable, tener problemas gástricos y hasta depresión

Esta enriquecedora lectura me afectó tanto que me dejo como al Quijote: velando armas. 

Ya estaba bien entrada la noche pues me dieron las diez y las once, las doce y la una y las dos y las tres...y solo atinaba a pensar: debo quitar el despertador-radio que proyecta las horas en el techo de mi habitación...no quiero ver esos números luminosos que me dictan la hora, cada vez que abro los ojos están ahí y me agota -rumiaba mi cabeza-...abro un solo ojo y están ahí, como en las películas de terror me tapo con las sabanas y siguen ahí...oh no, las cuatro...rápido piensa ...voy a contar ovejas. 


Las primeras treinta ovejas fueron rápidas como un padrenuestro de párvulo, después fueron brincando con menos ímpetu las sesenta siguientes, eran más tranquilas y además se difuminaban, las ovejas saltaban una tras la otra acompasadamente como el que salta a la comba...pero llegaron los setenta y los ochenta y me apareció Joaquín Luqui con la movida madrileña, en mi imaginación solo veía saltar ovejas en un escenario con sus chupas de cuero negro y cantando rock&roll...


Es en este punto y sin poder pegar ojo es cuando llega el momento de las preguntas sin respuesta ¿y si no me despierto mañana a mi hora? ¿Por me mira con esa cara la oveja ochenta y cinco? ¿Cuántos disco vendió Kaka de luxe más de cinco?....si, si y cinco (sin rima)...las cinco y cinco marcadas en el techo de mi habitación ...'ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador' ...y me va a sonar el trasto a las siete menos cuarto.


Por no querer ser borracho ni darme a rutas de alcohol, a las seis decidí cansado y malhumorado ser madrugador y sumar al pasado otra noche sin valium ni Morfeo, sin poder contarle a mi almohada lo que en mis sueños veo, sin perderme en oníricos parajes para volver descansado al lecho...otra noche sin sueño. A la ducha, redbull y al trabajo campeón. 

Sabina, si pudiera no dudes que lo haría, dormiría y dormiría sin despertar ni uno solo de tus 19 días y 500 noches.

Reflexión: Con el paso del tiempo he comprobado que hay muchos compañeros y amigos que han trabajado años en turnos de noche y tienen problemas para conciliar el sueño. A todos ellos este cuento para que nadie se olvide de lo duro que es estar en vela.




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