lunes, 23 de marzo de 2015

El cuento del clásico. (reeditado)


Narración basada en hechos reales

Un clásico es un clásico. Eran casi las nueve menos veinte de la noche, de una guardia que estaba siendo agotadora, cuando el chorreo de visitas a la sala de urgencias entró en un estasis propio de la variz donde se estanca toda la circulación de nuestra sociedad...el fútbol. El gran clásico: único motivo capaz de paralizar y/o movilizar a nuestra sociedad tan política, educacional, sanitaria y socialmente castigada. Continuamente se movía la puerta de entrada para recibir el trasiego de familiares voluntarios y voluntariosos, que aún a costa de perderse el previo del partido, las alineaciones titulares y hasta el saque inicial, miraban desesperados si aparecía su acompañante curado para en carrera de cuadrigas con las sillas de ruedas llevárselo al coche y así poder depositarlo cuanto antes frente al televisor en casita y hacer algo que como dijo Mecano somos capaces de hacer los españolitos a la vez -aparte de tomarnos las uvas- ver noventa minutos de angustia, emociones varias e incertidumbre más tres o cuatro minutos de descuento.

También pidió la hora sin contemplaciones, y el informe de alta firmado, el marido de la Sra. que algo deshidratada tras dieciocho deposiciones líquidas no paraba de engullir isostar que puede usarse para recuperarse electroliticamente según pone en internet -aclaro el hombre consciente de: que el tratamiento podía seguirlo en casa y que esta noche hay un partido que te cagas-. Fue el chico que acudió por malestar general de diez días y con 'fiebre' de 37'C el único que no quería marcharse, pero como si le hubiesen sacado la roja directa se le invitó a recoger el alta pues hasta 38 grados no se considera fiebre y con su paracetamol oral y metamizol oral alternando si fiebre mayor de 38 se le mandó a casa a pasar el supuesto virus y control por su médico de familia.
Las nueve menos cuarto -exclamó el reloj de la sala de observación, o eso parecía pues al oírlo todos quedaron perplejos-. Los pacientes que aún quedaban en observación pedían con insistencia a la enfermera indolente por el resultado del partido ser revisados por el médico responsable alegando una clara mejoría. El Sr. del cólico nefritico con tres cruces de sangre en el último labstix, mareado y con la cara aun del color de la camiseta de CR7 , que llevaba casi tatuada en la piel, pedía el alta con premura, como si el avión destino a Malibu se le escapara para siempre.


Resultado de imagen de iker jimenezComo diría el otro Iker: "Hoy podemos observar en fotografias tomadas a tiempo real el extraño caso veridico de la sala de espera vacia el dia del clásico partido de fútbol".  Todo un 'fenomeno' extraño.


Las nueveeeee...eve...eve..eve...eve, el eco se da una vuelta por la sala de espera vacía, se pasea por la zona de observación y las consultas también vacías, salió sin más pretensiones a pasear por la calle..alle...alle...alle...e...eh...ni un alma....y bueno, que si, que se agradece el bajón, que si hay algo grande en este mundo del balón somos los que lo soportamos y los que lo disfrutamos y hasta los que respiramos en guardias realmente agotadoras mientras marcan y trabajan los Messi, Ronaldos ó Raules.

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Pero este cuento no podía terminar bien, a las once menos cinco como si el mismísimo AVE hubiese descarrilado en la puerta de urgencias fueron llegando con ansia: los que ganaron, por su dosis de vitamina b6, b12 y primperanes; todos los que perdieron, con dolores abdominales varios a por antiácidos e incluso algunos ilustrados y muy leídos refiriendo ligeros dolores torácicos inespecíficos que irradiaban al brazo izquierdo demandando cafinitrinas, aas y controles ekg; además estuvieron los que empataron, que vinieron por sus antipsicóticos (pues no hubo empate); también vino una Sra. que acudía por llevar según refiere el culo pelao -como decía el gran Aragonés- y calambres en miembros inferiores -al parecer después de la ingesta de tres litros de 'isostar'- y un ya asiduo Sr. de blanco, contento, pero con un dolor lumbar resistente a tratamiento que empezó a apretar de nuevo desde el tiempo de prolongación. Y colorín colorado esta guardia no habría sido lo mismo si no hubiese ido el chico con fiebre por la mañana a trabajar después de visitar a su médico de familia y pasar una noche tranquilo y sin fiebre eso si que es un clásico (las visitas a urgencias por cosas no urgentes). 
Salud compañeros. Buena guardia.

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Fdo. El enfermero de guardia -que también vió el partido-.


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