Como cada cinco días suenan ocho sonoras campanadas en la iglesia del pueblo donde presta sus servicios José, enfermero del SUE (servicio de urgencias y emergencias) antes SUAP (servicio de urgencias de atención primaria). Estos sones acústicos que llegan desde el campanario son la inequívoca señal de que empieza su guardia. Al entrar en la habitación a dejar sus pertenencias, aún huele al fresco gel de baño y al reconfortante aroma del perfume de la compañera que saliente de guardia tras una ajetreada noche se apresura a coger su coche para volver a su vida cotidiana y robarle a la mañana unas horas de sueño reconfortante.
Dejó sus pertenencias en la vieja taquilla pintada con los nombres de todos los que habían pasado por allí -y que ahora en rotulador negro dicta José D.U.E. ( diplomado universitario de enfermeria )- y se acercó a compartir unos minutos para ponerse al día con el equipo con el que iba a compartir sus siguientes 24 horas.
Tras la breve charla y los saludos cotidianos -acompañado del médico, conductor y técnico- se dirigió a revisar la ambulancia comprobando exhaustivamente cada equipo de soporte vital avanzado (desfibrilador, respirador, medicación...) de los que dispone el vehículo para situaciones críticas de emergencia.
Todo estaba en perfecto estado de funcionamiento, así que una vez completadas las rutinas iniciales se fueron todos al merecido desayuno a la espera de cualquier incidencia o aviso del 112.
En todos sus años de 'amarillo chillón' nunca se ha sentido nadie especial y aunque a veces muchas personas se empeñaban en recordarle que les salvó la vida o lo bien que siempre trabaja en situaciones críticas -vamos casi un héroe-, JoséDUE siempre piensa que cualquiera de sus profesionales compañeros habría actuado de forma similar y con un éxito similar.
Siempre ha sido un enfermero con un alto nivel de compromiso, con gran responsabilidad y buena disposición en el trabajo, además en todo momento ha considerado la adversidad como un reto que empieza cada día, cada minuto y cada segundo de guardia. Todo el personal le consideraba un verdadero líder.
Desde que se enfunda las botas todoterreno y el uniforme hasta que las luces del nuevo alba avisan que la guardia termina y llega su relevo por la puerta es capaz de atribuir a cada momento difícil un sentido...todo sucede por algo y para algo. JoséDUE da cada una lección de motivación...
En esa motivación personal buscaba respuestas, cada día reflexionaba y hacia su propio y personal brainstorming buscando nuevos motivos que le invitaran a no echarse atrás y a seguir al pie del cañón en el difícil mundo de las emergencias, a seguir luchando a pesar de que a veces los malos resultados y los malos tragos también hacían acto de presencia en el trabajo diario, no siempre se podía salvar a todo el mundo, había veces que ni haciendo todo lo humanamente posible salían adelante de algunas situaciones con personas que acababan en éxitus (muerte). Las sensaciones enfrentadas corrían de arriba a abajo en la vía de la montaña rusa de las emociones que acababan por saltar en su vagón por el raíl roto y alcanzar de un salto 'demasiadas' veces su vida personal.
Hay una realidad que sobrevuela cada día los servicios de urgencias de todos los lugares: Nadie contempla la sensación del miedo entre el abanico y la explosión de sentimientos y emociones que pueden darse a lo largo de la guardia. El miedo no tiene asiento en la ambulancia entre la esperanza, la acción, la sensatez, la evidencia, la realidad o el orden entre el caos repentino.
Suzanne Kobasa, psicóloga e investigadora, en sus estudios explica que en la adversidad los que menos se estresan son los que tienen más capacidad de control, compromiso y disposición para enfrentarse a un reto (Kabat Zinn, 1990).
Llegan las campanadas y el relevo del compañero de la mañana y tras un duro día de guardia, José que está deseando volver a casa, toma su mochila y la nota más cargada que de costumbre. Está 'destrozado', agotado aunque demasiado activo aún....lo cierto es que hay días en los que es imposible desconectar tras tanta emoción frenética y sin más remedio se lo lleva todo en la mochila a casa para intentar poner orden en su cabeza. Allí en la tranquilidad del hogar se pregunta: ¿debo seguir?, ¿ha merecido la pena el sufrimiento de hoy?
El hecho es que la definición de lo que busca José, el porqué sigue comprometido en su trabajo día a día y el cómo es posible que vuelva a cada guardia con la misma ilusión y positividad renovadas, se puede resumir en una palabra: Resilencia.
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